Kristin Cabot, la mujer que quedó en el centro de uno de los escándalos más virales del año tras ser filmada a los besos con su jefe en un recital de Coldplay, rompió el silencio y contó cómo atravesó las consecuencias de aquella escena que dio la vuelta al mundo en cuestión de horas.

El episodio ocurrió el 16 de julio de este año, cuando la “kiss cam” enfocó a Cabot junto a Andy Byron, entonces CEO de la empresa Astronomer. La imagen dejó al descubierto una relación extramatrimonial y se propagó rápidamente por redes sociales, convirtiéndose en tema de conversación global.

“Tomé una mala decisión, me tomé un par de High Noons (cócteles), bailé y actué de forma inapropiada con mi jefe”, reconoció Cabot. En una entrevista con The New York Times, fue tajante sobre las consecuencias: “Y no es poca cosa. Asumí mi responsabilidad y renuncié a mi carrera por ello. Ese es el precio que elegí pagar”.

El video mostró el momento exacto en el que ambos se abrazaban mientras disfrutaban del show de la banda británica. Al advertir que estaban siendo enfocados, ella se giró para taparse la cara y él se agachó para salir del plano. Desde el escenario, el propio Chris Martin ironizó sobre la situación: “O son muy tímidos o están teniendo un romance”. El comentario desató risas en el estadio, pero fuera de allí dio inicio a un escándalo de gran magnitud.

“Estaba tan avergonzada y tan horrorizada”, confesó Cabot, de 53 años. “Soy la jefa de recursos humanos y él es el CEO. Es tan cliché y tan malo”, agregó, al referirse al vínculo laboral que los unía.

Según su testimonio, la relación con Byron siempre había sido amistosa, aunque poco antes del recital habían comenzado a “conectar” más. Sin embargo, fue categórica al aclarar el alcance del vínculo: “Esa fue la primera y única vez que nos besamos”.

La mujer relató que la repercusión del video le generó una profunda angustia, ya que debió dejar su carrera profesional y asumir que había lastimado a personas cercanas. A su vez, aseguró haberse sentido invadida por la prensa local, que incluso llegó a acampar frente a su casa, y atemorizada por las amenazas que recibió a través de las redes sociales.

“No sabía qué hacer para apoyar a mis hijos, porque ellos tenían mucho miedo de lo que podía pasar”, admitió.

A principios de septiembre, Cabot le pidió el divorcio a su marido, Andrew Cabot, con quien ya se encontraba en pleno proceso de separación cuando estalló el escándalo de la “kiss cam”.

Por último, explicó que tanto ella como Byron decidieron mantener un contacto mínimo, al considerar que hablar entre ellos “iba a hacer que fuera demasiado difícil para todos pasar página y sanar”.